La espera
es una estación de tren
de verde y en domingo
donde ventanillas coquetean
con traslúcidas facciones
que se pierden en el infinito de las vías.
Extrañamente los nudillos
quiebran partículas del tiempo
que se deslizan vertiginosamente
en el osario de los relojes.
La arena se agiganta
paulatinamente
bloques inmóviles de playa
estáticos
forman barreras
inamovibles
con las que jugamos
al rango
voltea y salta
a los cuarenta años.
Las lágrimas se desmenuzan
como migas de pan
De: Cuando las pieles riman-
Eduardo Mosches-