Lento
avanza el tránsito.
Pétreos estamos
entre calles y calles.
En vano mil cartas enviadas
desde un extremo al otro de mi vida.
No sé cómo leerlas ya
ni qué he de responder.
Aquí están, como rescoldos fríos
de pasadas hogueras.
Tarde pasé por el lugar
donde el poema estuvo.
No trascendí el umbral
de donde las palabras se suicidan
saltando, como polvo disperso
de pasiones perdidas,
hacia ese abismo agazapado.
Lento tránsito.
Mientras tanto
voy abriendo las cartas una a una
con fatigada ira, violento y triste,
asesinando a puñaladas un recuerdo:
tinta desleída por los años,
ilusiones que olvidaron morir.
Gerardo Lewin-