Eran las tres de las manos
menos diez repartos
de nardos y naranjos.
Eran las cinco lagañas
en la tarde más erguida
de pezones buscados.
Y descendía la noche
en pestañas de gato.
En la menos garra del alma
cosidos los párpados
a la sombra lunática,
rodé las callejas.
Por no patear a los hombres
me hice amiga de las fieras.
En la mariposa justa
las enamoradas alas
dieron apenas campanadas.
Color desparramado,
pólvora violeta
anudando mi zapato.
En la menos cero del hombre
corté el cordel de plomo.
Salí umbral a buscarme
y me encontré flor,
a deshojarme…
Norma Núñez-