Sobre este piso de piedra gris,
mil veces he taconeado,
mil veces he gritado,
mil veces me he salvado.
Sobre este piso de piedra gris
de esta mi plaza compostelana.
Hoy lloro y grito.
Hoy lloro y clamo.
Mi hombre, mi vida
está sobre este estrado,
en su cuello, la horca;
en su mano, mi alma.
No sé cómo salvarlo
de esta mala jugada,
de esta torpe maraña y abrazarlo con calma.
Todos piden su vida
Y yo, sola, gritando,
siempre sola,
siempre extraña.
Marta Aída Montaldo-