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Llueves dormida

¿Y la brisa que hizo de mi música?
Con tanto ajetreo tengo dolor,
duele que el tiempo huya
y la vida no se pare un momento
para poder así pensar y detenerme
estar sin prisas, oler tu esencia
callar mis versos,
oírte encerrada en un murmullo.

La tierra mojada me lleva
al principio de mis días
su olor me dice que estás allí
floreciendo como musgos
que se anclan para no ser removidos,
que proclaman la piedad
para ver un día más con sus ojos esculpidos;
así te anclaste a mi vida y floreciste
sin pedirme acaso que fuera
lluvia de tus días escondidos.

Llueves dormida, apacible, impávida
y mojas, como mojas mis más
recónditos pasajes pincelados,
que se han ido forjando con los tiempos
tiempo que han tornado el azul de la alborada
a pintar en tonos carminados con grises profundos
el andar de mis huellas que te siguen
sin que puedas evitarlo,
huellas que me dice que por siempre iré a tu lado.

Llueve tan intenso que
las aguas brotan a grandes
borbotones de impaciencia
a sabiendas que tengo que pensar en ti
al menos una vez más
antes de que dejes de derramar agua bendita,
agua que algún día con mis manos
ferviente he de acumular,
y bañarme en ti y comulgar al mismo tiempo
sin distinción alguna,
tú andarás lloviendo mis jardines,
y yo cultivando tus olvidos.

Radamantes-

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