Duele, a veces…
reconstruirse en uno, de a retazos,
cercenar despedidas,
ese paso inicial con que nos vamos,
no volver la cabeza,
inaugurar ausencias sin un llanto.
A veces, son tan dulces…
los ensayos primeros con que amamos,
el inédito idioma de palabras
en un propio lenguaje incorporado,
la cabeza apoyada sobre un hombro,
y el sueño que trasciende su letargo.
Otras, es desgarrante…
perder esas presencias que adentramos,
soltarse el detonante de la angustia,
acallar algún grito demorado,
la impotencia fatal ante la muerte,
el porqué de la vida hecha pedazos.
Pero al fin sobrevive…
la brújula hacia el norte, como un faro,
señalando destinos que no fueron,
naciendo, renaciendo, hasta estrenando
facetas de la vida inexploradas:
otra vez, otra vez, gozo y espanto.
La vida es aprender, aprender siempre
con un único plan: improvisarlo.
Telma Vaernet-