Defino mejor el campo
y agudizo la mirada,
queda así: dos edificios
que recortan una franja
roja de horizonte
y abajo, una amarilla.
(parece postal, lástima
en el medio el edificio)
Una línea de atardecer
en mí traza su círculo
interrumpido por manchones
y eso que no veo.
Miro siempre, misma hora,
por el rojo atardecer,
el amarillo atardecer,
el negro desteñido atardecer.
Cecilia Eraso-