Si pudiese elegir, dices amiga
que yo hubiere elegido otra besana,
otra milpa, otro surco, otra sultana,
otro pan, otro verbo y otra vida.
Ni lo pienses mujer. No me convida
a forjar otro sol en mi ventana
otra erupción de fiebre en porcelana
otra fusta del tiempo que castiga;
a pesar del dolor y mi fatiga,
este raro sofisma que fustiga,
este destino vil y su proclama,
pues sería otra vez la misma espiga,
la mano de mi madre como miga,
mis muertos como grial de mi mañana.
Rodolfo Leiro-
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