Queda el ataque
de la tierra, desplegando intactas,
alas y raíces.
Eso escucho. ¿Y tú?
¿En qué piensas ahora?
Después de nuestro desencuentro,
puedo decirte:
Si no lo rescatas de recuerdos,
mi cuerpo se escurre
articulando una lengua,
ininteligible y cotidiana.
¿Me esperabas?
Quiero para ti
una canción de amor,
sin vientres abandonados
atravesando
tu carne y tu destierro,
y que tu corazón
despierte voluptuoso,
impreciso aún,
como isla de pasión
en tu cintura.
Jaime Icho Kosak-