El día emerge de su lecho de sombras, renace el sol desde su tumba ardiente volteando la puerta de los segundos matutinos. Se dibujan sombras proyectadas sobre la superficie terrenal que me sostiene.
Mis ojos capturan los esbozos que el destino caprichoso se encarga de trazar y mi mente desespera.
Entre mi tiempo y la nada, cruza el pálido reflejo de una vida inconclusa, que se funde en el eco de la frase que pronunciaste alguna vez; corriente sombría de silencio que nace de las ruinas de gritos olvidados y humedece las costas del mar de mi pasado.
El día y tu recuerdo, emergen de su lecho de sombras… y yo me ahogo en las aguas de mi propia nostalgia, para renacer mañana… junto al día y tu recuerdo.
María Julieta Salusso-