Veo en la palma de mi mano
a un camello enloquecido
cruzando pantanos de oil contaminado
y a los cuatro jinetes del apocalipsis
arrastrando sus cabalgaduras muertas
a través de un interminable desierto en fuego.
Veo en la palma de mi mano
a un cóndor perdido
volando mansamente por el universo
sabiendo que su destino final
está a la vuelta de la próxima galaxia
y a un huemul herido
tomando el agua de un espejismo
en el Desierto de Atacama.
Veo en la palma de tu mano
que hacia el fin de semana próximo
serás inmensamente feliz.
Del libro El idólatra
Ian Welden-