El viento se ha enojado conmigo. Dice que no tengo
fortaleza suficiente para enfrentarlo
a seiscientos metros sobre el nivel del mar.
El viento es un capítulo aparte. Nadie como él
para levantar faldas, para toquetear,
para despertar aromas y olores.
El viento no puede quedarse quieto
en esta región desolada.
El viento conduce a la comprensión de las
marañas, de los nudos gordianos.
Lleva un hacha en la mano y su brazo
es un estigma, una úlcera, una llaga.
El viento me despeina, me peina.
Me inaugura. Las fosas nasales no logran
eludirlo.
El viento se ha enojado conmigo, bis.
Del libro Una hormiga / Un halcón
María Kato Molinari-