Abrigó este día
sólo con su presencia.
Estacionó su coche
llenó de besos a su madre
y la invitó a almorzar juntos.
El otoño
brindó sus mejores tonos
y caminaron por la arboleda
de ese campo donde vive.
El sol entibió el encuentro
con sus rayos
hasta luz irradió en ellos
y fue un mediodía pleno.
Conversaron de sueños
viajes
cambios
hasta de recuerdos
cuando era él un niño
y ella una madre joven.
Preparó el almuerzo
con sus manos ya de hombre
e hizo del encuentro
un momento íntimo
entre madre e hijo.
Nerina Thomas-