en invierno respiro
con los árboles
la noche y las piedras
acampan junto a mí
vacía cueva los brazos
enroscados
en dignísima soledad
queso aceitunas y vino
el alimento del guerrero
ninfas aéreas
me rodean con sus alas
puedo contarles
la vez que el amor
golpeó a mi puerta
Carlos Kuraiem-