Me pierdo en el mundo.
El de tu eterna belleza, doncella.
Me pierdo en tus hermosos ojos,
profundos y brillantes cual centella.
Me pierdo en tu amor y tu rostro,
me pierdo en la luz aquella.
La de tu figura dorada,
radiante cual brillo de mil bellas estrellas.
Me pierdo ante tu melódica voz,
que mis cansados oídos atropella,
me pierdo tan solo ante tu divina presencia,
que con su esencia a dejado en mi corazón huella.
Irónicamente me pierdo al encontrarte,
al encontrar esta paz que por siempre mis demonios sella.
Me pierdo al encontrarte, así es
¡Y narraré tu esplendor como épica epopeya!
Ramiro Jaramillo