Poemas

La ciega

Clásico
la soledad encarece la carne agota la sal
las especias, los garbanzos que busca
en los frascos que guardan los secretos
y justo es mediodía
y el caño gotea los ojos gotean
pero es así con la cebolla.
El deseo de ser unos minutos después
para apurar la vida
y largarse desde una colorida colina
le hacen suponer que todo lo que ve
no mira.
Se ha perdido en su sombra,
entonces repta desnuda
abierta de brazos y de piernas
desgarrada su túnica de sacerdotisa de banda ancha.
Clásico, así de clásico es con la cocina
para colmo
las ollas se marchan hacia otras superficies
y el corazón se rehoga en trozos de juliana.

Del libro Vida rentada
Mónica Cazón-

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