Me camina por dentro un paraíso de otoño,
se deshojan mis ramas, se resquebraja la rosa
que entonces dejaba su fragancia.
Ya no se detienen sus manos en la aldaba
y con el silencio de las horas muertas
llegará el olvido.
Sin poder gritar; mi voz por nombrarte se estrella
como escarcha formando tu sombra,
el miedo crece en mi entorno y me deja al borde
de mi propio abismo. . .
Victoria Asís-