Cómo conmueve la visión del ocaso,
intemporal…
Derritiéndose en esa línea, que ilumina
el horizonte.
Y más aún ese final que dicta la luz,
cuando desaparece
dando lugar a la tediosa noche, interminable.
Con ella se acerca otra presencia
tirante y distinta cada vez,
ella anonada mi estar cuando la descubro
repetida en el espejo.
Distante figura vestida de ocres,
acompañando las tardes de otoño,
arrebujada y sola permanece
en esa estancia, en soledad…
Victoria Asís-