No soltaste una estrella
soltaste un quejido doloroso que acompañó el zumbido
justo a vos te pasaba
tanto tiempo llevabas arrastrando tacuaras desde el vado
cortándolas finito
midiéndole los tiros con destrezas que enseñan las derrotas
peleándole al empacho del engrudo
justo ahora carajo que le habías robado a las meriendas
las diez monedas para el papel liviano
y el hilo choricero que decían que nunca se cortaba
y mirá el pelotudo cómo cuelga tan flojo del palito
dejando que el cielo se la trague
tan azul y amarilla tan hermosa
Claudio Félix Portiglia-