He regresado de la ausencia,
me detuvo en el largo camino
la estación de la muerte.
Viajaban trenes imposibles,
transeúntes anónimos,
laberintos oscuros.
No sé en qué estancia
donde todas las voces se diluyen,
tuve sentido del silencio.
Olvidé mis palabras,
alejé los recuerdos
y anduve sola y desterrada.
no hubo espejo dónde reflejar
mi imagen
lugar alguno dónde asir la nostalgia.
Sólo un abismo innumerable
donde el tiempo ahondaba
cada vez mi vacío.
Quedé anclada en las horas,
aferrada al momento.
Perdida de mí misma,
me busqué en la memoria.
Fui así reconstruyendo
a fragmentos mi imagen
y descubrí el espejo
en mi propia conciencia.
Cristina Maya-