Algún día
tendré que proponerme singular.
Huir de los posibles.
Desnublar el color de las cicatrices.
Retener los puentes que no llevan.
Acordonar la seductora quietud
del oscuro.
Grabar en las cenizas otro silencio.
Algún día
tendré que disfrazarme de eco
para no caer.
O, en todo caso,
anochecer las piedras hasta que vuelvan
a sonreír.
Horacio Gómez-