La tierra fina en los costados
precipitándose desde los cuerpos.
Tumbados hay dos,
se quiebran, se funden.
Se desliza suave,
se evade dorada,
reparte perfecta
en luces y sombras,
colinas y valles,
oscura y brillante
por todos los huecos
cayendo la arena.
Los ojos cerrados,
confusos jugando,
rodando son dos,
dos tan solo
en única explosión.
Áurea López Quiles-