Un muñeco se gana la vida arreglando hombres rotos. Le llevan un soldado roto por la guerra y lo recompone, una mujer rota por amor y la arregla, un borracho roto de pesadillas, una loca rota de pájaros celestes, un sillón de ruedas roto de niño triste y los repara.
Un mal día le trajeron un buen Dios roto en mil pedazos por la ingratitud eterna de sus hijos, pero a ese todavía no lo pudo arreglar.
Rubén Vedovaldi-