Tengo llenas las manos de sol y de perfume.
La tarde me devuelve tu invisible presencia.
Tu mirada me sigue, dibujando mi sombra.
Estás en el paisaje como un árbol de sueño.
Gotas de luz inquieta tiemblan entre las hojas.
Una columna fina de humo gris en el viento
está formando apenas el nombre del recuerdo.
Maruja Vieira-