También amo el entorno cercano
a la tumba de mi padre,
la avenida, las casas sencillas
los árboles que cercan la muralla
donde se esconde
el tibio cielo donde vives.
Siento que caminamos cómodos
por aquí
¿no somos muerte,
también?
Tierra, amada tierra
que ahora yace plácida
amorosamente cansada
sin embates,
sin un dolor que sí hay afuera,
un dolor caído y vencido
como el de las rosas
que acompañan tu espacio
ahora.
Pero amo este pequeño banco de cemento,
la piedra gris
que cubre el inmóvil corazón
el anónimo pájaro
que canta.
Y no hay más que esto,
aquí,
cansados.
De Caminos
Amalia Mercedes Abaria-