Hablaremos de cantos
y otras flores escritas,
con anhelos pintados
o de letras marchitas,
de papel agostado
o de abriles sin citas.
De escrituras aladas
cuando tu voz crepita
en el cielo de tu alma
que aletea y me mira,
y anteayeres nocturnos
y la luna en vigilia.
Me demoro en tus ojos
mientras dure tu instinto,
cuando espante tu sangre
mojaré mis sentidos.
Duraré ese instante
de poemas erguidos.
Yo propongo un poema
que cantando se escriba
y que en claros de voces
sea tinta y ceniza;
que en azogues de otoño
abra en flor tu semilla.
Tu sonrisa me ensueña
con su tibia alegría,
como sol del invierno
que su luz avecina
arreboles y cielos
y el ocaso del día.
Quedarás en mis ojos
tierna, asaz, fugitiva,
me quedaré en tu sangre
con la luna ya herida.
Manuscrito y romance
y un prefacio de vida.
Manuscritos menguados
de una letra infinita,
calceolaria en los libros
entre página y citas,
y ese olvido hecho carne
que me esconde tu risa.
Aníbal Albornoz Ávila-