El gusano se preocupa por su casa,
de los tomates en la puerta
y los huevos en las paredes.
Lee en su ventana la palabra asesino
y le indigna que le ensucien el cristal.
Él tiene un balcón a la calle,
nietos corriendo en su living,
mira televisión,
lee la Biblia, se acuesta temprano.
El gusano ríe,
mientras niños sin nombres
lloran ausencias.
Del libro Desde todos los costados
Gustavo tisocco-