(a todos los niños del mundo)
¿Dónde está tu rostro niño?
¿Dónde la inocencia en ojos azabache?
Veo tus mejillas sucias
por el llanto y el frío descarnado.
Veo almohadas de baldosas
y colchones de cartón ennegrecido,
y veo harapos, muchos harapos
que cobijan tu cuerpo
sin destino.
¿Dónde están tus sueños, niño,
y dónde el porvenir sin ilusiones?
Tu corazón late distancia
y tu mente,
aún sin concreciones,
se presta a juegos
con revólveres y asaltos
para satisfacer
a gentes que exigen tu obediencia.
¿Dónde está tu rostro niño?
Tal vez metido en una bolsa
para crear noches,
con viajes placenteros,
sin un camino de vuelta.
Viene el invierno, niño,
y tus tripas sin calor
moverán la nada, acobardadas,
por su quehacer sin sentido.
Laura Beatriz Chiesa-