Volví. Como se vuelve luego de un tiempo infinito. Volví.
Abrí con la vieja llave la puerta. El silencio me invadió. Sabía que sería así. Pero no me importaba.
Volví. El patio estaba florecido, con sus malvones y jazmines.
Se oían murmullos. Reconocí tu querida voz, mamá. Era tan hermoso escucharte. Y la de papá, la dulce voz de papá.
Hablaban con mi hermano, medias caídas y pelota en la mano.
Me saludaron con el cariño de siempre, como si nada hubiera pasado.
Como si el tiempo no hubiera pasado.
Comí con ellos, reí con ellos.
Al pasar frente al espejo me miré. Y cerré fuerte los ojos.
¿Para qué hacerme preguntas?
Martha Goldin-