Nombres y más nombres.
La dirección borrosa,
la característica telefónica
ya inexistente.
Rostros que son,
que fueron
y alguno olvidado.
Personajes truculentos.
Conocidos ocasionales.
Familiares lejanos.
Amigos de siempre.
Combinaciones caprichosas
De iniciales heredadas.
Cada tanto brota
Un nombre diluido
y alias encomiables.
Letras, números y letras
En mis manos de titiritera.
Mágicamente, algún renglón
remarcado, refulge
en el recuerdo.
Otros desaparecen
o se sustituyen
por un nuevo sonido
con nombre y domicilio.
Señas bosquejando
lejanas facciones
y algún impreso
con su morada perdida.
Absueltos
que brotan en esperpentos
de lo que fueron.
Y están los muertos, instantáneamente,
bajo el trazo firme
de una línea recta.
Del libro de la autora: Los Indicios
Haidé Daiban-