La historia no tiene prisa.
Entro en el espejo y vuelvo.
¿De dónde vengo y quién vuelve?
No rompo nada,
sigo rodando el miedo.
Se muere sabiendo que es inútil
y se inventan leyendas,
pero Ella sin más resuelve.
La luz y cadáveres gloriosos,
están ubicados
según direcciones,
cosmográficas establecidas
de amores por componer.
La verdad es la peste.
Es lo idiota de ojos en blanco
en bellas esfinges,
cubiertas de sal
donde las naves se impacientan
y vuelven a temblar con los vientos.
Así a veces,
uno piensa que no ocurre nada
y camina por calles
sin notar señales
y se cree a solas.
Otras veces,
registramos alarmas
cuando en viejas fotografías
vemos detalles
que no habíamos detectado,
estuvieron siempre,
quizás sin saberlo,
han estado allí.
Jaime Icho Kozak-