Cómo quisiera reconquistar
esa música antigua
que persiste en los latidos
del mínimo aire
ondulante, avistada apenas
en un soplo hacia la luz de los ocasos;
en las alas plumosas
ávidas de espacios ligeros
sumergida en la eternidad de las palabras.
Mundo sonoro
presente en cada gota de agua
en el arrullo de las hojas
y en el croar de las ranas.
Hasta la piedra despierta en el sonoro sentir
Se abre en plena desnudez
en el milagro de ser música
de extraer de sus entrañas la belleza
para que el hombre
que está viviendo la noche de sus días
encuentre por fin,
su música interior.
Bertha Carou-