No siempre llega así.
A veces lo hace cuando estoy alegre y despreocupada.
Asalta como un delincuente. Arrastra con violencia.
Soy un país incierto, sin guerreros
que me defiendan ni fortalezas que no caigan.
¿Para qué los muros que día a día construyo
como una artesana?
No golpea la puerta ni pide permiso.
Es el verdugo que encuentra lo que busca
como si no hubiera obstáculo alguno.
No pide permiso. Invade.
Entonces me entrego como una condenada.
Sé que el pasado estará siempre ahí.
Esperándome.
Martha Goldin-