Porque me desvanezco ante tus ojos!…
Y es que caigo solitario y rendido,
embriagado, amor mío, ante el sonido
de rosas que se tañen en tus ojos.
¡Oh, baja tu mirar a mis despojos!
Y cuéntame si seré redimido
por ese rico beso enrojecido
con el terrible ardor de tus arrojos.
Tu silencio de perfume embriagante,
en mi hondo delirio, más me hacer perder.
y siento que tu embrujo alucinante,
los días que eran negros los hace arder.
Calcina con tu roce fulminante
mis ansias, y en ti déjame perecer.
L.E. Torres-