Hay dos soles
engullidos
en el abismo de sus ojos
tiene la boca
dormida de sonrisas viejas
los pómulos
escalan
cimas truncadas
un péndulo oscuro
agrieta
su espalda.
Dos panes humeantes los pechos cuajados.
Redondez de mundo danza en sus caderas.
Con pasos
ferinos
husmeaba la sombra
cuando una rebanada de luna desnuda
rasgó su vestido
y la roció de hierba.
Entonces
la noche fue fragua
y olió
a saliva
a sudor
a fuego
y espuma.
Ella no lo sabe
pero esta mañana
su cuerpo (en secreto)
celebra la vida.
Manos anchas
pies desnudos
pelo suelto
despierta
María
con pecado concebida
Alicia Perrig-
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