Los libros mueren un día después de ser cantados
algunos los matan delicadamente
con una flor adentro.
Sólo la caída del tilo
la desaparición de un amigo
o la decadencia de un pueblo
son hechos que se acercan a esta muerte.
Quizá por eso
hoy salgo a descolgar las hojas de los árboles
ganándole al otoño
y recojo los libros que otros no quieren
antes de que mueran.
Del libro La rama inquebrantable
Carlos Kuraiem-
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