Cuando llegues
saciada tu sed de caminos
dormirán mis manos canto
tus sienes arrebujadas
en el fuego níveo de mis senos
Cuando tu humanidad errante
agote los zapatos y el aliento
y con paso cansino llegues a casa
en busca del reposo necesario
al final de la noche
mientras florecen las vetas de mis ojos
te arroparé en el umbral del sueño
Myriam Leal-