Cuando crees llegar
se hunde el camino
el fango alcanza el cuello
casi la boca casi la lengua.
Cuántos tacones y suelas gastados.
Cuántas gotas de sudor. Cuántas horas de sueño.
Cuántas vidas.
Todavía miro y escucho: Fuego.
Veo
los cuerpos caer
las telas negras
la muñeca corriendo camino a la orfandad
prendida de la viuda anticipada.
Y sigo anclado
como otros más.
Miguel Crispín Sotomayor–