Anochecía sobre el ajedrez
del verbo amar
y súbitos sorteamos
barreras, talismanes; necesidades.
Hubo inquietud de saber si el camino
gastado por la piel
mantenía intacto el cauce de llegar
libres, hasta cortar el magnetismo
ocular de la espera final
y así hallar la senda
radical de nuestro destino.
Raúl Pérez Arias-
Pingback: 21 de febrero de 2018 : : Cronica Literaria