En las oficinas del sueño
acomodo carpetas forradas
con lentejuelas.
Mi secretaria la musa
atiende los llamados
silbadores.
Extraigo papel carbónico
del lado oscuro de la luna
y mi laptop
es un pájaro carpintero
dejando marca en los árboles.
Administro
la locura de dimensión ingrávida
en estantes y ficheros
fabricados en las nubes.
Un ángel cadete
hace los trámites
deslizándose a pura
energía eólica
proveniente de las
órdenes emitidas
por mi voz de gerenta embrionaria.
Los empleados
salen a fumar silencio
en un pasillo atestado
de almohadas.
En las oficinas del sueño
se tipean cartas
con letra ilegible.
Sólo los abedules del ensueño
contestan con señales
abrillantadas.
Roxana Rajmichuk-