Qué importa lo que diga el genoma
si los Dióscuros sólo ellos saben, sólo ellos. Ellos sólo saben…
Es como el árbol: la raíz y el tronco es el mismo,
son las ramas las que son distintas, las que se diversifican.
las que “parecen” separadas.
La marca de nacimiento,
la política, la literatura y la música,
fulano o mengano, Borges o Cortázar,
Beethoven o Mozart,
contradicciones aparentes.
Los juegos infantiles,
aquel reloj bajo la piedra,
la infancia compartida, el nunca estar solo,
las conversaciones nocturnas interminables,
las mil y unas por todos lados,
la confusión de los parientes,
los amigos y las gentes, la misma ropa y
los saltos ornamentales, el derecho y la pasión
puestas por igual.
Los mismos dolores
aunque de distinta forma expresados,
las voces escuchadas que sólo ellos saben que
existen, sólo ellos saben.
El mismo humano corazón,
y el interés por el acontecer diario
aunque aquél un poco a la derecha
y el otro un poco a la izquierda,
como dos partes de una misma cosa,
¿espejos?,
dos caras de la misma moneda,
dos formas del mismo sentir, del pensar,
del padecer, y de la misma alegría también.
Del libro Matices y Pasiones
Eduardo Planas-