Te dejo mi corazón
bajo señales de humo.
Voy a partir, no presumo
de tener siempre razón.
Sólo me queda una opción
y tengo el tiempo preciso.
Vacilo, estoy indeciso
y aunque me toca partir
no sé cómo decidir
entre infierno y paraíso.
Entre infierno y paraíso
deja el hombre sus mitades,
cuando la fuerza del hades
rompe el cerco del hechizo.
La vida es un compromiso;
es una prueba la vida,
que nos juzga sin medida
para mal o para bien
y nos deja en el Edén
junto a la fruta prohibida.
Junto a la fruta prohibida
el hombre elige un camino,
lanza el arco del destino
relámpagos a la herida.
Ha llegado la partida;
adiós sueño, adiós memoria,
nos veremos en la gloria
si acaso la gloria existe,
o en algún lugar más triste
del mañana, en otra historia.
Del mañana, en otra historia
alguien buscará mi sombra,
este dolor que me nombra
y circuye como noria.
Tengo que partir, la euforia
va cediendo en cada paso.
Dejo al menos: un abrazo,
un hijo, un árbol, un nombre
y la silueta de un hombre
ardiendo sobre el ocaso.
Agustín Ramón Serrano Santiesteban-