La desmesura del paisaje
se impone,
sus líneas ondulantes desorientan
Y es el horizonte, tránsito
de tempestades.
Despilfarro de belleza que empequeñece.
El aire posibilita,
el vuelo, sin fronteras.
Sin límites está el llano,
la espesura.
El agua transparenta
miradas y los cielos
testifican danzas soleadas.
Entre albas y puestas
las ansias cabalgan
sobre deseos inconfesos.
Graciela Di Laudo-