La eternidad en mis dedos.
Agazapada en retazos
de ruido y vacío
la muerte espera.
Entre acentos y metáforas descubro el elixir.
¿Acaso Borges, Alfonsina o Pizarnik
sabían el secreto?
¿Fue Vallejo, Orozco o Neruda quienes develaron el misterio?
La Dama se yergue sobre mí,
no le temo, escribo.
Del libro Entre soles y sombras
Gustavo Tisocco-