Cuando yo me vaya,
quedará esta sala vacía.
No existirá en ella la añoranza,
ni el silencio,
ni una cosa dormida.
Flotarán partículas inermes
en el aire entumecido.
Poco a poco, emergerá
un olor a moho,
ese que toman
las cosas sin alma,
penetrará las cortinas,
los muebles
y mi cama.
Querrá arañar mis poemas
pero en ellos no enraizarán
porque allí dejaré prendida mi alma.
Hilda Augusta Schiavoni-