Siempre hay algo que excede y nos conduce
hacia aquel todavía que una vez penetró
en cada sien y apretó con rigor cada brazo.
Un anuncio arriesgado ha llegado a mis ojos
y un cálculo severo de cada acontecer
en la débil y diaria progresión de la vida.
Difícil es sentir desde un último anhelo
y saber que no aprisiona más esa común pavura
escondida en la voz que sigue a mi silencio.
Ahora apenas tengo algunos escarceos
de frente a la embriaguez solitaria del aire.
Pero vivo este instante y aún me reconozco
porque perdura en él aquello que se ha ido.
Julio Bepré-