A la partida de mi padre, Ermanno Schiavoni
Había un túnel gris.
Por allí entró una ambulancia.
La ambulancia aullaba.
Gris era el piso, grises las paredes
y el fondo
que se perdía
entre cosas abandonadas.
Gris era el cielo
y el temblor
que me recorría las entrañas.
Gris era la ambulancia
y grises esas canas
que sobre una camilla alba
se perdían con su palidez blanca
entre los presentimientos grises
que le opacaban la mirada.
¡Un médico!
¡Chófer, no se vaya!
¡Delira!
Volvimos por una ruta gris.
La vereda estaba agrisada.
La cama se tiñó de rojo
y luego se vistió de negro la morada,
negro era el traje, negro el coche,
negra la marcha
y enlutada iba mi casa.
Hilda Augusta Schiavoni-