A Mariana Pineda
Estos cansados versos que dedico,
que la vida no sé si se merece,
bordados de palabras,
con agujas que cuida los perfiles
de flores y de sombras,
en este bastidor, redondo y sin salida.
Estos cansados versos,
mujer que llevo dentro, frente a frente,
son tus ojos abiertos como corolas en abril,
un arco en tus pupilas dibujó el desengaño
en el feroz instante marcado como un crimen.
No hubo pañuelos blancos de los viejos amigos,
ni un vuelo de palomas quiso anunciar tu muerte,
ni las lágrimas nobles
encontraron permiso a su dolor.
Estos cansados versos envejecen
cubiertos de vergüenza por los hijos malditos,
de aquel tiempo maldito,
entre pequeños soles que relucen
en los pechos cobardes.
Del libro Habitando la sombra
Milagros Salvador-