dedicado a mi esposa Doña Elsa
Tu espalda es mi descanso mi sosiego,
es la calma después de haber amado,
tu espalda es un refugio donde llego
a lamer mis heridas, angustiado.
Tu espalda es taller de mi poesía
por las noches que paso desvelado,
tu espalda es el fin de cada día,
con el sueño y un beso ya cansado.
Y si todo se me hace cuesta arriba,
si la vida se ensaña con mi vida,
más que nunca tu espalda es necesaria.
Pues si es dura la mano del destino,
tu espalda es el altar donde me inclino
para llegar a Dios… con mi plegaria.
Don Ramón de Almagro-