yo sólo quería un amor insolente como el tuyo,
un dios a imagen y semejanza
de las torpes ramas del cielo,
un amigo a la medida de mi soledad y mi deseo,
a la medida de la distancia que se acerca.
pero no. en la siniestra confusión de la lengua
venía la palabra hachando el mundo,
la ardiente llaga de la locura
venía fraguando la hostia del perdón sin misericordia.
yo quería un amor perverso que degluta
la vergüenza de mi desnudez;
yo quería un ángel intruso, como Tú,
para perder mi nombre en el túnel de tu abrazo.
en medio de la luz, vuelve el silencio a mi boca
y la muerte anda suelta para no dejarme solo.
quien te castiga, Dios? quién te castiga?
De Vigilia hereje
Alfredo Luna-